Javier Castellano: 'En cada medio hay que publicar un mensaje distinto'

Javier Castellano Garrido ha trabajado en todos los medios de comunicación excepto en televisión. Esto es así ya que afirma que ‘los costes de trabajar en la tele son algo más altos’. Ha trabajado en radio en emisoras como Radio Oeste y Onda Madrid. En cuanto a prensa, ha trabajado en El Mundo, ha sido corresponsal de periódicos. Además, ha estado en agencia de noticias, tiene una propia y fue subdirector del semanario Gente, publicación con 15 ediciones.

En su conferencia para los alumnos de la facultad de Ciencias de la Información en la mañana del 2 de abril de 2020, el actual director de comunicación de la inmobiliaria de lujo Gilmar se centra en dos puntos situaciones claves en las que se ha encontrado en el mundo de la comunicación. ¿Qué hacer cuando trabajas para un corrupto? Esta es la primera pregunta que plantea a los oyentes.

Javier Castellano trabajaba como comunicador para el Ayuntamiento de Boadilla del Monte. Tras pasar por tres alcaldes, finalmente se establece en el poder una persona corrupta que malversa y no se lo oculta a su jefe de comunicación, sino que habla con él de manera honesta: ‘van a por mí, hay que ir a por ellos’. En esta situación, lo que afirma el profesional es que hay que centrarse en los aspectos positivos de la administración para calmar a los lectores y ciudadanos que pagan sus impuestos. ‘Hay que adaptar el mensaje al receptor’.

El segundo caso que plantea el comunicador es su estancia en el Hospital Puerta de Hierro. Tuvo la responsabilidad de cambiar la imagen del mismo, convirtiéndolo en un referente científico a nivel global. Afirma que esto ‘no fue difícil’ ya que con lo que se encontró fueron muchas horas de dedicación, investigación exhaustiva y fisioterapeutas voluntarios.

Finalmente, informa a los estudiantes de que hay que lanzar mensajes de tranquilidad a la hora de comunicar en una crisis, sea del tipo que sea. Es lo que se está haciendo ahora en la crisis del Covid-19: tranquilizar, asegurar el abastecimiento, afirmar que todo está bajo control.